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El libro, tecnología de vanguardia.

Los intérpretes y traductores, como mucha otra gente, solemos caminar con un libro, un periódico, un diccionario, una revista o un glosario bajo el brazo. Los peritos traductores suelen traer, quizás alguna ley o algún contrato, ¡todo por escrito!

Con el paso del tiempo, se ha argumentado que el libro está en peligro de extinción. Las innovaciones de lectura en medios electrónicos ha sustituido, en algunos casos, el papel impreso y hay quien argumenta que los libros están fuera de lugar, anticuados, obsoletos.

Es cierto que los intérpretes traemos conexión a Internet para consultar páginas técnicas o terminología sobre algún tema; es verdad que los traductores usamos diccionarios electrónicos, documentos pdf o diccionarios en línea, pero nada sustituye el olor del libro, la textura de las hojas, la dedicatoria, la rosa seca entre sus páginas, las indicaciones al margen, la envoltura que esconde la portada.  Nada sustituye los mundos que el libro ofrece y la ansiedad de volver a abrirlo en la página en que nos quedamos.

Si el libro no se extingue, ¿por qué no darle la vuelta a las opiniones y convertirlo en una herramienta de vanguardia? De acuerdo con el vídeo, el  libro es ligero, amigable con el medio ambiente porque se puede hacer de materiales reciclados y no consume energía eléctrica; no tiene cables estorbosos y pone el conocimiento en la punta de nuestros dedos en un abrir y cerrar de ojos. ¿Acaso no es eso lo que nos dicen de las nuevas tecnologías? Sí lo es y, sin embargo, todavía hay quien, de plano, no lee ni en formato electrónico ni en papel.  ¡Eso sí que es una lástima y no tiene nada que ver ni con la tecnología ni con la tradición de los libros!

La lectura nos trasporta a mundos mágicos, latitudes y situaciones que de otra forma no podríamos conocer; la lectura amplía el vocabulario, nos permite mejorar la ortografía, explorar otras formas de pensar y nos convierte en seres más críticos.  La prisa cotidiana y algunos entornos profesionales nos alejan de los libros y, con ello, nos alejan de la variedad de conocimiento que ofrecen. Los intérpretes ytraductores, los correctores de estilo, impresores, ingenieros peritos traductores y escritores; las amas de casa, los estudiantes, las cocineras, los abogados y los floristas, como mucha otra gente, no dejaremos de leer. Y si hemos de leermantengamos al libro vivo, ¡es tecnología de vanguardia!

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