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Dieta informativa: reto del traductor profesional y de todos

En tiempos de COVID, el traductor profesional, como muchos, enfrenta retos impensables. En un inicio, creímos que las tecnologías de la información facilitarían el tránsito por el confinamiento y la enfermedad. Quizás ha sido, precisamente, lo contario, y hoy estamos atrapados debajo de una crecida de información.

No exageramos al afirmar que el coronavirus SARS-Cov-2 es algo nuevo para nuestra generación y para la generación de nuestros padres. Cuando el confinamiento nos forzó a permanecer en casa muchos profesionales acostumbrados a mantenerse informados del acontecer diario, entre ellos el traductor profesional, se sintieron como peces en el agua. Los programas de noticias y Twitter comenzaron a llenarlos de datos; Facebook comenzó a darles herramientas infalibles, aliento y grupos para compartir; LinkedIn representó un espacio para promoverse y cubrirse las espaldas ante la incertidumbre laboral; Instagram les regaló fotografías de un sinfín de actividades, reflexiones y colores para pasar los días; y la prensa comenzó a publicar estadísticas. Para muchos, el interés por mantenerse bien informados se convirtió en una compulsión.

De pronto, nuestra dieta informativa se convirtió en un reto; caímos en excesos; nos atragantamos porque en medio de la incertidumbre y de una ansiedad creciente, comenzamos a consumir de todo en un intento por encontrar certezas. ¡Nos dimos un atracón! Nos confundimos porque el número de fallecidos que nos presentan hoy son los de hace dos semanas; porque nos dan el mensaje encontrado de quedarnos en casa en tanto hay una gira presidencial (sin cubrebocas) en curso; nos dicen que el virus no ataca a los pobres o a los morenos; y nos dan un número cuestionable de camas disponibles y ventiladores, porque a todas luces la reducción en el presupuesto al sector salud no es congruente con la supuesta buena preparación nacional para enfrentar la pandemia.  Y en medio de todo, ¡enfermamos de infodemia!

En efecto, el término ‘infodemia’ se utiliza para referirse a una sobreabundancia de información (¡algún traductor profesional dirá que ya lo sabía, pero aun así lo aclaramos!), y no toda ella veraz. “Este atracón de medios y redes no es recomendable para afrontar con mesura y calma esta realidad”, dice Adriana Amado en su texto Menos noticias y mejor información (cómo lidiar con sus excesos), donde nos dice que en tiempos de pandemia e infodemias, “los mensajes se viralizan más rápido incluso que la enfermedad”. 

traductor profesional
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Algunas recomendaciones

A partir de esta reflexión, y teniendo en cuenta que el traductor profesional y otros expertos independientes no estamos a salvo de consumir basura informativa, hemos seleccionado algunas recomendaciones de Amado y otras fuentes, para ver si a partir de ahí todos logramos mejorar nuestra dieta informativa:

  1. Seleccionar fuentes confiables. Como ocurre con muchas personas, el traductor profesional está acostumbrado a hacer búsquedas constantes de información, y en tiempos de confinamiento la principal fuente es internet. En ese contexto, es importante elegir fuentes que nos parezcan confiables con base en lo que sabemos de ellas, sin que sean demasiadas, practicando lo que Ricard Watson, profesor y futurista, autor de Future Minds, denomina la ‘ignorancia selectiva’. Es decir, centremos nuestra atención en unas cuantas fuentes y decidamos qué merece ser ignorado.
  2. Practicar la calma. No es necesario ir detrás de la noticia todo el tiempo; mastiquemos, degustemos, digiramos antes de buscar la siguiente nota.
  3. Reducir la charla social. Como traductor profesional, comencé a saturarme de información tratando de entender no solo lo que vivimos sino cómo afectará mi entorno personal y laboral. Por eso, muchos como yo se han atragantados con datos, opciones y disyuntivas; además de noticias falsas, prejuicios o temores diseminados en grupos y chats. Por consiguiente, es importante ser mesurados en el condimento (el nivel de ruido) del contenido que consumimos.
  4. Practicar el apagón nocturno. La noche se hizo para dormir. Aunque algunos colegas traductores (y otros expertos) deban estar pendientes de la noticia en todo momento porque eso es parte de su trabajo, la mayoría de nosotros debemos bajar el interruptor y descansar, olvidarnos de las notificaciones. La noticia puede esperar hasta mañana; dejemos que nuestro cuerpo digiera la información del día antes de darle más.
  5. Dejar de lado las noticias falsas. De acuerdo con Forbes “Las noticias falsas no son aquellas que como error son publicadas, sino que aluden a aquellas que son emitidas con intención y propósito específico, y que han aumentado en los últimos años gracias a la velocidad con la que se propaga la información a través del uso de las redes sociales”. Estamos rodeados de noticias falsas, de personas que usan sobre todo las redes para difundir rumores, difamar, generar miedo o enviar mensajes de odio. ¿Qué puedo hacer, preguntaría mi colega traductor profesional? Sé profesional en tu consumo de noticias, le respondería, verifica la fuente y practica la lectura objetiva.
  6. Buscar al autor(a) de la nota. En efecto, y de la mano con el número 5, es común que las notas, que prácticamente rozan el rumor, carezcan de un autor, que nadie les dé su nombre y apellido. Como traductor profesional, eso sería como no poder justificar la fuente de un término utilizado en un proyecto. Hay analistas e intelectuales que no están en Twitter o en Facebook. Busquémoslos, aunque nos tome más tiempo pues algunos de ellos publican en periódicos (con formatos digitales) o tienen conferencias que podemos consultar. ¡Seleccionemos cuidadosamente el ingrediente que usaremos en nuestra receta informativa!
  7. Romper nuestra rutina. ¡Así es! Podemos buscar una revista, hablar con alguna persona distinta, escuchar un programa nuevo. Quizás descubramos un ingrediente inesperado, otra forma de pensar.
  8. Experimentar el silencio. Como traductor profesional a mí me gusta trabajar en silencio; no escucho música; traduzco. Ricard Watson incluye el silencio entre los filtros que recomienda para enfocarnos en lo importante sin convertirnos en esclavos de la información. Watson dice “Deja de hablar. Comienza a escuchar”. Quizás, si guardamos silencio y solo escuchamos la información, podremos darnos cuenta de lo absurda (o lógica) que suena; de lo contradictoria (o congruente) que parece.
  9. Asumir responsabilidad. El exceso y mala calidad de la información no son responsabilidad de alguna fuerza oscura. Todos hemos sido responsables de diseminar información falsa, inexacta o de poca calidad cuando la compartimos sin analizarla. En muchos casos, los medios buscan, justamente, que su información se disemine… ¡Nosotros les ayudamos a hacerlo y luego nos quejamos! ¿Qué puede hacer usted o nuestro colega traductor profesional? Detenerse y no compartir todo lo que lea sin saber de dónde viene y quién generó la información, para poder asumir su responsabilidad en la diseminación.
  10. Seleccionar ingredientes. En un día cualquiera, un traductor profesional (como cualquier otra persona, seguramente) recibe mensajes de Whatsapp o de texto para cotizar o confirmar proyectos o citas personales; recibe emoticones y memes de sus colegas y seres queridos que incluyen desde imágenes graciosas hasta reflexiones sobre cómo vivir felices por siempre; correos electrónicos que exigen atención inmediata; mensajes de LinkedIn sobre su área de trabajo, y una avalancha de mensajes por Facebook. ¿No le ha pasado que de pronto tiene muchos mensajes por todos lados y la mayoría carecen de valor? Cuando consumimos tanta información, recibimos demasiados estímulos. Después, llegará el momento en que nuestra atención disminuirá; dejaremos de discriminar la calidad y nos atragantaremos. Entonces, nos sentiremos agobiados y más ansiosos que al inicio de nuestro día. Por ello, ¡hagamos un alto! No estamos obligados a consumir todo lo que recibimos.

¿Qué hacemos con estas recomendaciones?

En un entorno de una creciente avalancha informativa bajo la cual cuesta trabajo tener perspectiva, muchos nos sentimos confundidos, temerosos de no saber suficiente pero abrumados de saber demasiado. Este sentir no es solo del traductor profesional, el ama de casa, el joven que estaba a punto de ir a la universidad o el padre de familia que intenta tomar las mejores decisiones financieras… es de todos. Si tenemos las herramientas para comunicarnos, ¿por qué no las usamos? Sí, usémoslas para cuidar lo que damos a nuestro cuerpo, a nuestro cerebro, a nuestra alma. Las diez recomendaciones de esta publicación pueden ser un punto de partida para asumir el cuidado de nuestra dieta informativa. Es posible que, después de todo, logremos nutrirnos mejor y, al mismo tiempo, logremos educar a nuestro paladar.

Fuentes: https://www.fundeu.es/recomendacion/infodemia/
https://www.redaccion.com.ar/menos-noticias-y-mejor-informacion-o-como-lidiar-con-sus-excesos/
https://www.forbes.com.mx/infodemia-y-posverdad/
https://qz.com/1222019/stop-reading-the-latest-news-if-you-want-to-be-better-informed/?utm_source=Twitter&utm_medium=qz-organic&utm_term=twitter&utm_content=e11d3cc5-b413-421b-a4b9-9cb7f7b96b73&utm_campaign=hootsuite
Foto: Photo by Rajesh TP from Pexels

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