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La paranoia del silencio en el mundo de la traducción

En nuestro blog del 17 de diciembre de 2018, escribimos en este espacio sobre lo esclavizante que pueden ser los dispositivos móviles para personas del campo de la traducción que trabajamos en cualquier sitio, y que dependemos de que nuestros clientes nos puedan encontrar cuando nos necesitan. ¡Esta ansiedad de estar conectado no es exclusiva de los profesionales independientes, como traductores, sino es casi un mal de nuestro tiempo, y se llama nomofobia!

Pues en esta ocasión hablaremos del síndrome de la vibración fantasma y del pánico que sentimos cuando el teléfono móvil deja de sonar o el buzón de correo entrante parece no sincronizarse por horas.

Para el primer caso, estamos en una situación casi tan patética como la nomofobia porque quizás les haya sucedido que podrían jurar que su teléfono ha sonado o vibrado, y ni siquiera lo tienen consigo. Nuestra dependencia es tal – según leí el 80% de la gente (adicta o no al Smartphone) ha sentido esto – que ahora experimentamos el Síndrome de la Vibración Fantasma. ¡Es verdad! Me ha tocado estar con colegas que miran continuamente su teléfono (o yo misma lo he hecho) jurando que ha entrado un mensaje o una llamada, sobre todo cuando esperan una llamada o mensaje importante. Este efecto es un tipo de alucinación, pero puede estar vinculado a lo segundo: el pánico de que el móvil no suene.



Traducción | GDA Photo by Julia Kuzenkov from Pexels

¿Qué pasa si nos vamos del otro extremo y nuestros dispositivos no suenan o nuestra bandeja de correo parece no haberse actualizado en horas? ¿Entramos en pánico porque hemos perdido valor como apoyo en traducción, interpretación, prestación de otros servicios o venta de productos, para nuestros clientes?

Como dice una colega traductora, Meche García Lledó en una publicación de blog, “Al más puro estilo Pávlov, la notificación de un correo entrante me hace saltar cual resorte y dejar lo que estoy haciendo para contestar cuanto antes”. Somos como los perritos de Pávlov cuando suenan los dispositivos, pero somos todavía peores, cuando no suenan.

En este primer trimestre de 2019, y con  esto de la 4T, muchos colegas traductores e intérpretes hemos sentido el golpe de la cola del efecto (no reconocido) adverso en la economía; de ponentes que temen venir a México por la inseguridad para eventos de interpretación; o proyectos que se detuvieron (al menos temporalmente) en la traducción hasta no ver por dónde van las cosas.  Y cuando las bandejas y las llamadas de los clientes dejan de fluir, los mensajes entre colegas traductores empiezan a ir y venir “¿Cómo andas de trabajo? ¿Ya te pagaron? ¡Me acaban de cancelar! ¡Estoy tapado de trabajo pero los pagos están tan lentos que no sé qué hacer!” Y cosas por el estilo que estoy segura experimentan muchos profesionales independientes, y también negocios,  y que he denominado la “paranoia del silencio”.

Entonces, podría parecer que estamos en el hoyo. Sin embargo, no es la primera vez que todo parece detenerse. En mis 30 años de experiencia en traducción e interpretación, y al frente de una empresa de estos servicios, he visto tantas subidas y bajadas que pareciera que  nuestro negocio tiene más que ver con montañas rusas que con servicios, y puedo decir que si el teléfono no suena o el buzón no se actualiza, si estás dando servicio a tus clientes, y te mantienes vigente y atento, ya pasará y hay que estar ahí cuando eso suceda. De manera que “ni tanto que queme al santo ni tanto que no lo alumbre”. Dejemos el móvil por un momento y mejor reflexionemos qué estamos haciendo bien y qué podemos hacer mejor. Si pensamos que ¡una traducción es una traducción, no hay que rascarle más!  ¡Quizás ahí está el problema! El mercado está cambiando y este silencio puede darnos una oportunidad de repensar las cosas.

Transformemos la paranoia en espacio de reflexión, y si decidimos que es necesario un cambio, qué mejor.

¡Feliz inicio de primavera!

https://as.com/meristation/2018/11/27/betech/1543314896_730630.html

Photo by Julia Kuzenkov from Pexels

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